3. Gobernanza de la infraestructura Blockchain

La tecnología blockchain aumenta la seguridad de la información porque es muy difícil que sea alterada fraudulentamente al interior de la organización que mantiene la base de datos, y porque es muy poco vulnerable a ataques cibernéticos del exterior. Esto sucede porque en la tecnología de registros distribuidos (DLT por Distributed Ledger Technology) no hay una sola base de  datos, sino muchos ordenadores o nodos que conservan de manera sincronizada una copia de la información guardada en blockchain. Si alguien (sea alguien con acceso a la base de datos desde adentro de la organización, o un hacker desde afuera de ella) tratara de modificar la información en un ordenador, todos los demás ordenadores que conforman la red blockchain verificarán su base de datos y se percatarán que la información alterada no es coherente con su versión. Por ende, anularán y dejarán sin efecto la versión.

 Por ejemplo, para el levantamiento de una hipoteca, el sistema blockchain guardará, en cada nodo autorizado, todos los datos ingresados por los intervinientes, como los nombres, DNI, la hora en que cada uno realizó su intervención, los datos de ubicación de la parcela hipotecada y los montos pagados de la hipoteca que fueron validados por cada interviniente. Si la información de un nodo es hackeada, entonces todos los demás nodos la invalidarán. La sincronización de los nodos que ejecutan algoritmos de validación, lo hacen un sistema muy seguro.

 En un sistema con una base de datos centralizada, la responsabilidad de administrar la información recae en la organización que mantiene la base de datos. En un sistema de registros distribuidos se plantean distintos modelos de gobernanza. Existen redes blockchain:  1) públicas, en las que tanto el acceso a la lectura de información como modificación y verificación puede ser realizada por cualquier nodo; 2) “permisionadas”, en las que tanto la lectura como la escritura solo puede ser hecha por nodos previamente determinados que son escogidos por la autoridad que gobierna la red (que puede ser una entidad central, o un directorio conformado por varias entidades); 3) híbridas, en las que todos pueden tener acceso de lectura, pero la información es modificada por nodos permitidos.

La opción 1 es un sistema abierto que permite que cualquier persona tenga acceso a la información y la verifique. En la opción 2, podría pensarse en nodos manejados por entidades públicas, organizaciones académicas, colegios  profesionales  o  empresas  contratadas,  quienes acordarían un mecanismo de toma decisiones.  Finalmente,  en  la  opción  3,  se permite la  lectura  a  cualquiera,  pero  se  escoge  a  nodos específicos que vigilen y cambien  la información, como los mencionados en la opción 2. Las cuestiones que exploraremos en esta discusión siguen estas preguntas:

1.     ¿Cuál sería el modelo de gobernanza más adecuado para una infraestructura blockchain que pueda operar en Perú? Esta pregunta abre la discusión sobre si determinados servicios públicos deben ser prestados de manera exclusiva por organizaciones públicas, o si es admisible que ciertos servicios puedan ser brindados bajo esquemas que ofrecen la misma calidad de servicio y mayores posibilidades de mejora, sin que se renuncie al control de la función pública.

 2.     ¿Qué retos legales e institucionales se plantean ante una posible colaboración de una entidad pública que maneje la información y otras entidades privadas que la copien en diferentes nodos?

3.     Por otro lado, poner en práctica un ecosistema blockchain supone una serie de costos: el desarrollo del software de interfase de usuario, el montaje de los nodos en la red blockchain, la adquisición y mantenimiento de los servidores y los gastos operativos consiguientes, entre otros. ¿cómo se tendrían que distribuir estos costos entre los usuarios finales y los agentes involucrados (Por ejemplo, si la red blockchain estuviera conformada, por SUNARP, el Colegio de Notarios, la Asociación de Bancos, o incluso, por empresas privadas)?

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